domingo, 20 de noviembre de 2011

Veitiuno de noviembre, qué día.

A veces es tan difícil lograr que alguien entienda cuándo vos decís: NO. No quiero, no tengo ganas, no puedo sacarlo de mi vida. No quiero dejar aunque sea esa mínima parte que me aferra a él, irse, así como así.. como si fuera nada más y nada menos que un desconocido. Decirle adiós, mirarlo irse y alejarse cada vez más.. Quizás todo esto es porque yo soy una persona demasiado sensible, o quizás porque las personas que frecuento nunca tuvieron que decirle adiós a la persona que más amaron. Quizás, la mejor manera de describir esto es diciendo que.. dejar ir a esta persona, es dejar ir una parte importante muy importante que yace en lo más interior de mi cuerpo: mi corazón. Esa parte de mi cuerpo que me duele cada día, cada vez que me acuerdo de una fecha, cada vez que veo una foto. El corazón es eso que me recuerda que estuvo ahí, y que claramente.. va a seguir estando. En especial un día como hoy, un 21 de noviembre... Día especial en mi vida si los hay. Hoy serían 27 meses al lado suyo, 27 hermosos meses, y lo peor es que ni siquiera sé si lo recuerda. Un día como hoy hace dos años

(pausa)

Sigo... Un día como hoy hace dos años me mandaba el siguiente mensaje de texto: "yo tmb payasita te re amo y la toy pasando genial desde q te conoci, me cambiaste la vida". Lo acepto, no fue la mejor idea del mundo ponerme a leer mi cuaderno violeta donde tengo ochentamil cosas guardadas que claramente me remiten a él. Pero, por más difícil que sea de entender, no hay otra cosa que me acerque más a él que leer todo lo que me escribió cuando eramos felices juntos. Y si, puede ser interpretado como masoquismo puro porque de hecho hace 2 horas estoy llorando, tuve que hacer una pausa porque no daba más. Estando tan, tan lejos como estamos ahora, qué más me va a acercar a él que eso?
A veces es difícil entender que lo extraño.. Que extraño esperar los sábados con toda la impaciencia del mundo, que extraño sentir la emoción de escucharlo tocar el timbre y 5 minutos después oírlo subir las escaleras y poco después, encontrarme con su cuerpecito en frente mío. Extraño recibir incesantes mensajes de él pidiéndome que me conectara o en su defecto, contandome boludeces... Extraño dormir con él abrazada, cada noche de sábado y por ende, extraño levantarme al lado suyo a la mañana. Extraño hablar con él todos los días. Extraño que me haga regalos cuando menos me lo espero. Extraño que venga a reuniones familiares mías y yo ir a las suyas. Extraño acompañarlo y que me acompañe a todos lados. Extraño mirar películas boludas y no boludas con él. Extraño cagarme de risa con él. Extraño ver su cara de contración en los partidos de River. Extraño verlo jugar y hacer feliz a mi hermanita menor. Extraño que tenga gestos de atención con respecto a ella. Extraño que me haga parte de su vida diaria, y que me cuente todo lo que hizo en el día sin saltearse un detalle. Ni hablar de lo que extraño ver su sonrisa, sus ojitos... sentir su calor humano y que su olorcito a desodorante quede impregnado en mi ropa y sábanas cada vez que lo veo. Es dificilísimo no acordarme de él o intentar olvidarme cuando cada cosa que veo y/o escucho me lo trae otra vez. Voy a mi cama y veo el peluche que me regaló, veo mi biblioteca y están los cientos de libros que me compró, miro la pared y están sus fotos. Alguien que me diga por qué desapareció de esta manera de mi vida, qué fue lo que lo llevó a hacer esto, a querer irse, a no conectarse, a no dar señales de vida.. A veces siento que todo esto que me pasa es simplemente una prueba.. para ver cuánto tiempo aguanto sin salir corriendo a buscarlo por todos lados.

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